«Quiero, quiero, quiero…»

No sé si, como dice el tópico, el mundo sería un lugar mejor si lo gobernaran las mujeres. De lo que no tengo absolutamente ninguna duda es que la última esperanza del planeta es que lo gobiernen los niños.

Los adultos los miramos como personas sencillas, y nada más lejos de la realidad. Lo que sucede es que no han adquirido nuestras absurdas complejidades. Viven para ellos mismos y para sus relaciones con los demás, dándose a esas relaciones de lleno, sin dobleces, sin falsas intenciones, sin intereses ocultos. Todo lo que hacen es sincero, incluso cuando mienten, cuando te aseguran que se han comido todo, pese a que tú ves el plato lleno, en su cara puedes leer su convencimiento en lo que están diciendo. Justo al contrario que nosotros, que mentimos hasta con la verdad. ¿Cuál es el momento exacto en el que perdemos esa capacidad de apreciarlo todo, de concentrarnos en las posibilidades de lo que nos rodea, de percibir con los sentidos y no con la mente?, ¿a los 6 años?, ¿acaso antes? Sea cuándo sea, es el día exacto en el que perdemos la posibilidad de ser completamente felices.

Ellos son así en todos los órdenes. Los adultos somos incapaces de advertirlo y además, les aplicamos las fijaciones que supeditan nuestra existencia. Y les torpedeamos con canciones simples, presentadas con dibujos animados, interpretadas con pequeños bailes o juegos de manos, porque pensamos que si tenemos que cortarles el filete, también tendremos que hacerles la cultura más digerible.

Sin embargo, una vez más, nos equivocamos. Su cerebro no está vacío de ideas, sino de ideas preconcebidas. No actúan como si algo tuviera que gustarles o no. La clasificación de la música (o el cine o el teatro) como infantil es otro estereotipo adulto que ellos no comprenden y, por supuesto, no están dispuestos a respetar:

Claudia tiene tres años y también se ha comportado de modo parecido. Igual que estos padres, me he reído como un imbécil, sorprendido de que no quisiera escuchar Bajo el Mar o Bíbidi Bábidi Bu. No. Ella ha oído esas canciones y le gustan. Pero también ha oído otras que le han impactado, que han pasado a formar parte de sus gustos, de su pequeño pero sólido bagaje. Música que nosotros pensamos que no está hecha para niños, lo que a ellos les da absolutamente igual. Tienen la capacidad de procesar los estímulos que reciben, pero nunca podrán asimilar las categorías en las que dividimos todo, como para hacerlo más sencillo, cuando los niños nos están mostrando que no tiene sentido. Y entonces, empieza a exigir a gritos: “Pon Quiero, Quiero, Quiero…”, que es su manera de interpretar la estrofa Get up, Get up, Get up… de Last Living Souls de Gorillaz:

Su primo Ekaitz, cuando tenía cuatro años, era igual de vehemente para pedir sus gormiti o patatas fritas que para escuchar una vieja canción de los sesenta con la que se vuelve loco:

Afortunadamente, cada vez más adultos se dan cuenta de que para dirigirnos a los niños no tenemos que poner voces raras ni hablar con lengua de trapo. Que ellos comprenden nuestra manera de expresarnos, que somos nosotros los que no les entendemos a ellos. Y por eso, los tratan como seres especiales, sí, pero no como necesitados de un tratamiento especial. En Madrid, la tienda de ropa y accesorios infantiles ¡Glück!, que organiza conciertos de bandas como Wild Honey para su pequeño público. O en Barcelona, con más ambición y medios, la versión mini del Sónar dedicada a los niños, el Sónar Kids, en el que han tocado desde La Mala Rodríguez a Jimi Tenor.

Los niños siempre van a estar dispuestos a escuchar, a aprender y a devolvernos su maravillosa visión del mundo. Nosotros sólo tenemos que hacer un pequeño esfuerzo: establecer contacto con ellos con la misma sinceridad y concentración que los niños emplean en todo aquello que les llama la atención.

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8 respuestas a «Quiero, quiero, quiero…»

  1. Champ dijo:

    Donde toca Coque Malla es mi cole de EGB.
    -e

  2. Joder! me cuesta imaginarte a esa edad…

  3. Muy machine!!

    Pero creo que confundió la canción de Camarón con esta:

  4. Uno que pasaba por aquí dijo:

    Genial post. Dedícate a esto y deja dártelas de creativo. El cantajuego me ha llegado al alma. Agilipllaos los tenemos.

    Firmado: un que dijo yabasta cuando empezó a soñar con Lupita y sus Lunnis.

  5. Ja, ja, ja! cuánta razón… lo chungo es cuando te sabes todos los movimientos y te sorprendes tarareando «y el césped verde crecía alrededor, el césped crecía alrededor…»

  6. Ricardo dijo:

    Que cierto todo.

    Es curiso ver, además, como los niños, cuando están en un grupo de adultos, suelen fijarse y pegarse más al adulto que más pasa de ellos. Precisamente porque suele ser el único que no les trata como a niños.

    El vídeo de «I want David Bowie» se lo acabo de enviar a una amiga que estoy seguro de que era igual de pequeña y lo bueno es que no ha perdido ese entusiasmo por las cosas.

  7. EL Lus delux dijo:

    Pero como no va a ser una crack la niña con el padre que tiene?
    Mi hermana me conto lo de Gorillaz…pero no sabia que cancion era y por lo tanto no me hacia a la idea , pero cuando Carla a comentado lo de los Beatles entonces si que he comprendido todo.

    Un saludo desde las frias tierras del Norte

  8. Gracias tronk… a ver cuando vuelves por las pobladas tierras del centro y nos tomamos algo!

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